Llego,
tras eternos dias, largas horas, fatigosas, casi infinitas. Y aparece, un
sentimiento de rechazo me invade, algo me frena. No quiero. Siento como el
miedo se apodera de mi, quiere aislarme, convertirme en viento. Ligera, sin
ataduras, huyendo de cualquier mano amable que pretenda ayudarme, sacarme de
este pozo, de este vació. Pero me sobrepongo, y llamo al ascensor, con la
náusea todavía dentro, a mitad de camino entre mi corazón y el estómago.
me gusta como describis lo que te pasa pero quiero sabermas!
ResponderEliminarme voy a poner a chusmear tu blog! besos