martes, 29 de diciembre de 2009

Te ahogaste sin mi.

Te ahogaste sin mi.
Dejaste que el agua te durmiera con dulzura,
sin pensar en lo salado que eso resultaría para los demás.
Los peces te miraban como el intruso que eras,
asechandote con miedo de que fueras uno de ellos.
Te equivocaste al pensar que podias gozar de aire
donde sólo había agua.
Las burbujas se amontonaban, bailando con tus manos,
divertidas, llenas de aire, ese que tú tanto necesitabas.
Te perdiste lejos, en la inmensidad del mar, queriendo ser el pez que nunca fuiste en tierra.



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